11 de junio de 2008

El niño de la burbuja

Martes, 10 de junio. Doce de la noche. El Larguero de La Ser. José Ramón de la Morena se despacha a gusto tras el debut de España en la Eurocopa: «Este país necesitaba algo así. Ya pueden seguir las huelgas bloqueando las carreteras, y la gasolina subiendo hasta que la vendan en botellas con etiqueta negra. ¡Qué fácilmente nos alegran la noche estos chicos cuando ganan como hoy!».

Horas antes, los mercados empezaban a notar los efectos de la protesta de los transportistas. El pescado azul, las verduras y algunas carnes comenzaban a escasear. Las fuerzas de seguridad intervenían para garantizar el suministro de gasolina. En Granada, un miembro de un piquete moría atropellado. En resumen, nada que no pudiera compensar el hat-trick de Villa.

Todo parece indicar que De la Morena cubre la Eurocopa desde un búnker situado a 30 metros bajo tierra, desde donde sólo tiene acceso a diarios escritos en lengua bárbara y, por ende, indescifrables para él. O eso o ha decidido dedicarse al humor. Al humor negro, claro. Y de mal gusto. Si no, no se entiende ese distanciamiento respecto a lo que su audiencia padece en estos días.

9 de junio de 2008

Más que el ajo

Una nueva telefea copó el sábado la portada del Teletodo, el suplemento que El Periódico dedica semanalmente a los contenidos de la caja tonta. El notición fue el siguiente: «América Ferrera protagoniza en EEUU ‘Betty’, serie que estrena Cuatro». Se trata de una nueva versión de la telenovela colombiana Yo soy Betty, la fea, ya refrita en España bajo el nombre de Yo soy Bea.

La doble página del Tema de Portada ofrece al lector sendos destacados del encuentro con la actriz. Es difícil decidir cuál de los dos es más rompedor: «En esta versión, lo más importante son los cambios internos» o «Como actriz estoy haciendo lo que había soñado desde pequeña». Huelga decir que la redactora evita, en todo momento, criticar la poca originalidad de la apuesta de Cuatro.

Que la televisión privada se repita con formatos que funcionan es, hasta cierto punto, comprensible. Sin embargo, que un suplemento televisivo se muestre tan condescendiente ante la falta de innovación de las cadenas resulta, cuanto menos, preocupante. En la página anterior, Ferran Monegal canta las excelencias periodísticas del jubilado Pedro Erquicia. Unos tanto; otros tan poco.

8 de junio de 2008

Al otro lado del muro

Publicado el viernes en Público.es: «Un ultraortodoxo arroja ácido sobre una joven por vestir de forma “inmodesta”». Al parecer, no es un hecho puntual. Grupos de judíos radicales patrullan por las calles de Israel. Apremian a la gente a que respete la ley religiosa. Si hace falta, se toman la justicia por su mano. Las autoridades lo saben, pero no actúan: los ultraortodoxos también votan.

Episodios similares al descrito por Eugenio García Gascón desde la ciudad santa de Jerusalén adquieren cierto protagonismo en la prensa cuando tienen su origen en países como Irán o Arabia Saudí. En esta ocasión, sólo la web de Público se ha hecho eco de la noticia. Las ediciones on line del resto de periódicos de ámbito estatal no le dedican ni un breve. Y no será por falta de espacio.

Criminalizar a un colectivo por el comportamiento de un reducido grupo de sus integrantes no es una actitud justa. Sin embargo, un diario que decide denunciar este tipo de sucesos cuando se producen en un país musulmán también debería hacerlo si acontecen al otro lado del muro de Israel. Es una cuestión de unidad de criterio. O todos moros o todos cristianos. O judíos, vaya.

7 de junio de 2008

Modestia aparte

Titular de ayer en Público.es: «La prensa española obvia el informe de la manipulación de Bush sobre Irak». Subtítulo: «‘New York Times’ y ‘Público’ llevan la noticia a sus portadas. El resto de medios nacionales ignora la información, también en páginas interiores». Firma la redacción. El nombre del becario que se sacrificó leyendo periódicos no aparece por ningún lado. Una injusticia.

Público nació el 27 de septiembre de 2007. Por aquel entonces, muchos diarios españoles llevaban años criticando la política de Bush tras los atentados del 11-S, una actitud que ha perdurado hasta la actualidad. Nadie discute que el presente informe del Senado de los Estados Unidos sea importante, pero los ciudadanos podrán dormir tranquilos aunque El País no lo mencione en portada.

Cuando un medio de comunicación dedica espacio y tiempo a compararse con los demás, está desatendiendo su principal cometido: la información. Además, no tiene demasiado sentido que un periódico que apuesta por ofrecer temas nuevos se ofenda si los demás no hacen lo mismo. Ya son ganas de tirar piedras contra su propio tejado.