Los telespectadores se pirran por la información meteorológica. No importa si ésta se basa en predicciones que a menudo no se cumplen. Los audímetros no engañan. Las cadenas, que lo saben, se aprovechan. Buscan patrocinadores para la sección. La alargan con subsecciones que poco o nada tienen que ver con el tiempo. Contratan presentadores simpáticos y presentadoras neumáticas.
En La Sexta Meteo han ido un poco más allá. Javier Gómez daba ayer las buenas noches mientras dibujaba en el aire una santa cruz, cual Pantocrátor de Taüll. Una bendición que, tal vez, pretendía salvar de las llamas del infierno a una cadena que estaba a punto de pecar por boca del propio meteorólogo: «No se ha ido una borrasca y ya llega otra. Esto parece Génova 13». Amén.
Que Gómez engole la voz o sobreactúe, incluso que esboce algún paso de baile entre mapa y mapa, queda dentro de lo habitual. Sin embargo, que opine sobre la actual crisis del PP no se acaba de entender. Tsunamis, huracanes y demás desórdenes de la naturaleza se empeñan en aguarles la fiesta a los hombres del tiempo. A los de La Sexta, además, les han revuelto los géneros periodísticos.
9 de febrero de 2009
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