El mundo las está pasando putas. El cambio climático se empeña en derretir los polos. Las temperaturas suben y bajan sin criterio aparente. Los vientos huracanados asolan territorios otrora afortunados. Mucha gente muere de hambre y los que tienen algo que llevarse a la boca se ven al filo del precipicio por culpa de una crisis financiera que amenaza con mandarlo todo al garete.
Sin embargo, en los informativos de La Sexta siempre hay un huequecito para la esperanza. Un reducto ocupado por esas informaciones que han de arrancar la sonrisa idiota de la audiencia. El de ayer lo dedicaron a los trámites que hay que seguir para cambiarle el nombre a una calle. También añadieron algunos apuntes sobre varias calles peculiares, al más puro estilo España Directo.
En la radio y la televisión, el tiempo es oro. No sobra ni un segundo. Los periodistas hacen encaje de bolillos para embutir la información en el minuto que les han asignado. Muchos aseguran que, con algo más de tiempo, podrían explicar mejor aquello que de verdad importa. ¿Cuántos asuntos quedarían mejor explicados con los dos minutos y medio que La Sexta dedicó ayer a las calles?
22 de febrero de 2009
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