José Luís Rodríguez Zapatero protagonizó ayer una nueva edición de 59 segundos. La velada prometía: el líder socialista se dejaba entrevistar por primera vez tras su reelección. Sin embargo, el show iba a quedar huérfano de grandes titulares. Sólo algunas referencias a Ibarretxe y al principal partido de la oposición lograron mantenerse al margen del tedioso y didáctico sermón de ZP.
Sea como fuere, la mayor decepción de la noche llegó cuando los telespectadores comprobaron que el micrófono de Zapatero no bailaba como lo había hecho siete días atrás, ante los sensuales e indecisos labios de Esperanza Aguirre. En esta ocasión, 59 segundos rompía las normas del programa y permitía al presidente explayarse en las réplicas, sin límite de tiempo. Una estafa.
Se confirma, por lo tanto, que a TVE le da miedo meter en un estudio convencional a un alto cargo político junto con varios periodistas de prestigio. Están convencidos de que, para ganar audiencia, deben hacer creer a los telespectadores que lo que van a presenciar no es un debate intelectual, sino una especie de sudoku televisivo en el que, ante todo, prima el entretenimiento.
29 de abril de 2008
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