El lunes pasado, Salvador Sostres arremetió contra los protoperiodistas de la UPF desde su columna de opinión del diario Avui. Entre otras lindezas, el escritor criticó de los alumnos su «escandaloso pensamiento único, automático, sin curiosidad intelectual alguna». Probablemente no le falte razón, aunque todo habría sido más didáctico si se hubiese atrevido a despotricar cara a cara.
La bravuconería de Sostres es incuestionable. Para muestra, un botón. El 7 de julio de 2007, colgó en su blog un texto infame en el que se vanagloriaba de haber sodomizado a una ministra socialista. «Una sociata menos que nos queda por encular», sentenció. Sus acólitos pudieron disfrutar del post hasta el martes siguiente, cuando el herederísimo de Semon se riló y lo eliminó. ¡Valiente!
Las malas formas desvirtúan un buen fondo. Los artículos de Sostres suelen contener verdades como puños, pero cuando se opina a esputo limpio se corre el riesgo de no ser tomado en serio. En realidad, el parecer de Sostres no tiene más valor que el de la chacha que le habla en castellano. No se entiende que el diario Avui siga dando voz y voto a la falta de respeto personificada.
6 de mayo de 2008
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